Feb 27 , 2017
¿Cómo aplicar la odontología emocional en tu clínica dental?
Cada día en nuestras clínicas dentales vivimos situaciones cargadas de emociones. Podemos encontrarnos en un solo día a cinco pacientes que sonríen, cuatro pacientes enfadados y hasta un paciente que se pone a llorar en nuestro sillón dental.
¿Todavía piensas que para ser un dentista brillante sólo necesitas tener conocimientos científicos, buenas manos y experiencia?
¡No lo creo!
Nuestra profesión es apasionante y requiere conocimientos científicos y habilidades.
Pero también una serie de competencias sociales y emocionales que nos ayudarán a potenciar la inteligencia emocional en el día a día de nuestras clínicas.
Estas competencias nos aportan enormes beneficios en la relación con nuestros pacientes y con las personas de nuestro equipo.
Así que empezaré hablándote de tu.
Competencias intrapersonales (útiles para perfeccionar la relación contigo mismo):
- Autoconocimiento: supone conocerse bien a uno mismo y ser consciente de cuáles son nuestras fortalezas y debilidades.
También implica aprender a identificar los estados de ánimo y las consecuencias que éstos pueden tener en nuestro comportamiento.
Por eso, debemos de ponerle nombre a las emociones.
Una de las mejores maneras para combatir el estrés es exteriorizar lo que sentimos. No guardárnoslo como si de un secreto se tratara.
Ya que eso puede llevarnos a un deterioro de la salud física y mental, que desemboque en problemas físicos como la hipertensión, aumento o pérdida de peso, fatiga, entre otros.
Suprimir las emociones puede llevarnos, incluso, a una profunda depresión y afectar las relaciones con otras personas.
Así que te animo a preguntarte:
- ¿Qué tipos de obstáculos encuentras cada día?
- ¿Cómo te enfrentas emocionalmente a ellos?
- Gestión de las emociones: mostrándonos abiertos a las emociones, sean o no bienvenidas.
Sólo así podremos elegir diferentes estrategias que aprovechen la sabiduría que nos proporcionan nuestros sentimientos y poder transformar los límites en recursos.
Una vez que sepamos lo que sentimos, podremos gestionar cómo, cuánto y cuándo expresar esas emociones para poder modificar nuestro comportamiento.
Mi aportación para ti es:
- Prepárate mental, física y emocionalmente para el cambio emocional, y aprende hábitos más saludables.
- Relájate a través del cuerpo, la mente, la visualización, el sentido del humor, las autoafirmaciones que te diriges a ti mismo, el lenguaje positivo, etc.
- Automotivación: es la capacidad de mantener el ánimo, la perseverancia y el optimismo ante la diversidad.
La motivación es el estado interno que excita, dirige y sostiene el comportamiento.
- Autoestima: tener una imagen positiva de uno mismo y estar satisfecho de uno mismo.
Una tarea complicada si queremos mantenerla en el tiempo, pero sumamente necesaria.
- Responsabilidad: capacidad para responder de los propios actos.
Es la intención de implicarse en comportamientos seguros, éticos y saludables. Asumir la responsabilidad en la toma de decisiones.
- Optimismo: gestionar una actitud positiva ante las cosas.
Cambiando nuestro pensamiento negativo y limitante a un pensamiento positivo. De esa forma podremos cambiar la perspectiva con la que vemos las cosas, y eso provocará un cambio de actitud que nos permitirá generar opciones en busca de soluciones, en vez de bloquearnos.
- Asertividad: capacidad para expresar lo que sientes, sin temor a la opinión de los demás y sin atacar ni faltar al respeto por defender tus ideas.
La asertividad, implica gestionar emociones como el miedo y el enfado.
- Vamos a ver un ejemplo:
En vez de decir a una auxiliar que llega tarde: “Siempre llegas tarde, eres una impuntual.”
Prueba con: “María, la consulta ha empezado hace 30 minutos. Yo entiendo que haya mucho tráfico, pero es importante que todos cooperemos para darle la mejor atención a nuestros pacientes y que no esperen. Me gustaría que llegaras a tiempo la próxima vez.”
- Resiliencia: capacidad de superar las adversidades, saliendo reforzado de ellas.