Apr 27 , 2020
¿Conoces el origen del gas de la risa?
Toda gran idea nace de una necesidad y fue gracias a la preocupación de Horace Wells por el dolor que sentían sus pacientes que fue pionero en la sedación consciente en odontología y héroe para todos los dentistas del mundo.
Hasta principios del siglo XlX era una verdadera mala experiencia ir al dentista, los procedimientos se consideraban casi una tortura por el dolor que generaban. Los “sacamuelas” de la época se valían de toda clase de enormes pinzas, ganchos y alicates, capaces de romper o astillar la mandíbula del paciente, o incluso extraer más dientes de los que se proponían. Y por supuesto, sin ningún tipo de anestesia. Los pacientes de los dentistas decimonónicos debían soportar el intenso dolor sin ninguna ayuda, más allá de los licores fuertes.
Lo curioso de aquella época es ya era conocido un poderoso sedante que no se utilizaba para estos casos, por el contrario era utilizado como una droga recreativa. Se trataba del óxido nitroso más conocido ahora como gas de la risa. Igual que ocurre hoy, quienes lo inhalaban reían a carcajadas por cualquier motivo y disfrutaban de una gran sensación de ligereza y bienestar. Aunque los efectos no eran siempre los mismos: otros consumidores del supuesto “gas de la risa” no experimentaban más que una sensación de calma y completa relajación.
Como toda droga, hizo un verdadero furor en aquella época, primero en los salones de los aristócratas británicos y después en reuniones y exhibiciones populares por todo el mundo. Fue en una de ellas cuando un joven dentista estadounidense le encontró al gas de una risa una aplicación mucho más seria.
Pero como toda mente brillante, hubo un doctor que le vio un provecho mayor a esta droga. El doctor Wells era un dentista que sufría al ver el dolor que le causaba a sus pacientes, en varias oportunidades consideró dejar su profesión para evitar estas escenas, pero afortunadamente antes de dejarla una idea pasó por su mente. En una exhibición del gas de la risa a la que asistía con su esposa, Wells observó que uno de los voluntarios que había inhalado el gas, se había hecho una enorme herida en la pierna… y no se había dado cuenta hasta que alguien se lo señaló.
Interesado Wells tomó la decisión de experimentar y en su afán no espero a conseguir voluntarios, usó el gas en él y se mandó a sacar una muela, en este momento comprobó que no sentía nada. Su descubrimiento iba a cambiar al mundo en cuanto lo supiera.
Una vez realizado el experimento inicial Wells se sintió en capacidades de dar a conocer su descubrimiento al mundo y frente algunos asistentes en Harvard entre ellos estudiantes y reconocidos odontólogos, Wells procedió con un paciente y este en medio de los hechos comenzó a gritar, a pesar de haber aclarado que no gritaba del dolor, esto provocó que Wells quedara en ridículo y su idea como un disparate. Empujándolo a abandonar la odontología, dedicarse a la venta ambulante y haciéndolo un consumidor acérrimo de cloroformo.
Wells falleció en 1848 y no fue hasta veinte años después que tras haber implementado esta práctica en las consultas de la mayoría de odontólogos la Asociación de Dentistas Americanos le conmemoró como el descubridor de la anestesia moderna y premió a su familia con 100.000 dólares de la época, un reconocimiento al que se unió la American Medical Association seis años más tarde.
Hoy, la sedación con “gas de la risa” (que en odontología recibe el nombre de sedación consciente inhalatoria es un procedimiento complementario a la anestesia, que muchas clínicas dentales utilizan sobre todo para calmar a los pacientes con miedo al dentista.
Aunque hoy los protocolos y los aparatos son muy distintos a los del siglo XIX, y la dosis se controla de forma mucho más precisa, el principio de la sedación consciente inhalatoria es exactamente el mismo que descubrió el doctor Wells: el primer dentista que, preocupado por el dolor de sus pacientes, fue el primer innovador de la odontología moderna.
Fuente: https://muysaludable.sanitas.es/salud/dental/gas-la-risa-sedante-dental/